martes, 11 de febrero de 2014

Pastel de Queso perpetrado por Lady Gin Tonic

Producciones Lady Gin Tonic presentan:

El Pastel de Queso

Historia (lo qué sea) original de Elenita sin H2O de @sintsis72 y @detartasalos40 para "la moi", para que no deje morir de risa mi Blog, por no estar a la moda y por no escribir acerca de monerías de tartas y cupcakes...

*Receta afanada de libro super chuli  de Lunwerg Editores comprado en la FNAC por dos duros y que mola mogollón.

“Un dulce en Nueva York”


Traducción, adaptación y fotos de Elenita sin H2O

Ejecución, supervisión y comentarios Lady Gin Tonic

Yo, Lady Gin Tonic, en pleno uso de mis facultades, y reunida en petit comité conmigo misma porque para qué más nadie... decido que, y tras mucho meditar, no se me ocurre nada mejor que para mantener a la última mi Blog  http://bit.ly/1g3AmTf  poner a mi siempre querida e idolatrada Elenita sin H2O de @sintsis72 y @detartasalos40 a cocinar una “guarrada” de las suyas (y yo retransmitirla que a mi lo de la retransmisión siempre se me ha dado bien...)

Aclarar que utilizo el término “guarrada” desde el cariño, y no desde la desconfianza y/o ingratitud, y lo encamino más hacia lo sorprendente (véase lo que empieza tirando a galletas termina en potaje) que hacia lo despectivo.

Lo de nuestra pobre niña comenzó en agosto tras golpearse sin queriendo la cabeza con la caldera, y aunque apuntábamos a que fuese algo transitorio (cómo íbamos a imaginar que no se cansaría de cocinar tartas y mejunjes) parece que no lo es tanto.

Pasando como ya hemos pasado por la fase intoxicación, que dio paso a la de empacho, sólo nos queda por disfrutar de la fase de resignación, paciencia y cariño, y/o por qué no, lo mismo hasta se le da bien a la muchacha, y termina cambiando el sueño de trabajar para la HBO por el de montar un puesto de bizcochos de soletilla a la puerta de un colegio...

Bien, al lío, que puesta en contacto con la del golpe y tras proponerle que colaborase conmigo en este "post", la idem no tuvo mejor idea que ponerme a hacer un pastel de queso, o un cheesecake, que así en inglés como que suena más exótico, “cuqui” y glamouroso.

Sólo un apunte antes de dar comienzo a la ejecución del asunto, ambas hemos firmado (y os invitamos a que también lo hagáis) un manifiesto y nos hemos comprometido, a no utilizar jamás el fondant ¿por qué? Sencillo, porque barajamos la hipótesis de que la moda del fondant, no es sino una campaña choni de los dentistas del mundo que, una vez extinto el filón de los chicles sin azúcar para proveerse de clientes (si 9 de cada 10 dentistas lo recomiendan no va a ser por generosidad precisamente...) la están montando parda con el fondant, esa pasta de azúcar de mil colores y que lo único que puede acabar provocando son ardores de estómago espantosos y caries de mil demonios...

Y sin más, nos metemos en faena...

Recordar a todos, que “la cosa” está inspirada (…) en la receta del pastel de queso del libro "Un dulce en Nueva York" de Marc Grossman y editado por Lunwerg, y que si lo hemos elegido, no ha sido por “pijería”, sino por amor al queso...


No obstante, los cálculos de los ingredientes, y por no ser muchas (mis sobrinos me quieren pero no tanto...) a comer, los hemos hecho para una tarta de unas 4 porciones generosas o 6 pelín esmirriadas, véase, para un molde de tarta desmoldable de 18cm, y son.

Para la base:

150 g de galletas, que estas cogimos y las usamos de una marca que empieza por G y termina por N y que son hojaldradas

70 g de mantequilla, de la de toda la vida, mejor de marca (no tenemos nada en contra de los productos de marca blanca, pero la mantequilla, mejor de marca)

15 g de azúcar

Para la crema de queso:

450 g aproximadamente de queso fresco para untar, véase, de este que empieza por P y termina por A, o similar

130 g de azúcar

1 “que no llegue a pizca” de sal

35 g de harina de fuerza (de la que aspira a pan y suele quedarse en hogaza, véase, no de repostería vulgaris)

La piel rallada de un limón

300 cl de nata líquida (nosotras hemos usado nata líquida para montar, es más espesa, grasosa, rica y contundente...)

4 huevos

1 yema de huevo (esta “chuminada” no la terminamos de entender, pero qué le vamos a hacer. ¿Por qué no 5 huevos? Ah...)

1 cucharadita de esencia/extracto lo que sea de vainilla

Para el glaseado (“semos” pijas y glaseamos los “inventos”):

20 cl de nata líquida tan grasosa como la de antes…

1 cucharadita y media de azúcar

El modus operandi:

Bien, y aquí empieza lo bueno.

Con lo primero con lo que nos metemos, es con la preparación de la base de galleta, y para eso, desmenuzamos un paquete de galletas enterito (150 g) en un bol y le echamos el azúcar.




Como no tenemos máquina desmenuzadora de protones,


Máquina desmenuzadora de protones del año de Mari Castaña, véase, super vintage...

cuanto más desmenuzaditas queden de primeras, menos esfuerzo tendremos que hacer con el mortero después, que esa es la 2ª fase.

Nos agarramos el chisme de morterear del mortero, y venga y dale, hasta dejar las galletas en modo antimateria



Cuando hayamos desintegrado la galleta, añadimos la mantequilla medio derretida para que el esfuerzo de seguir dale que te pego no termine de contracturarnos “toítos”

Y ya en ese momento, y ya con toda “la chisma” de la base mezclada, ponemos el horno a precalentar a 175ºC

Mientras precalentamos el horno, echamos la mezcla anterior en el molde previamente untado con mantequilla, y vamos prensándola bien prensadita con el culo de un vaso (que así no tocamos nada con las manitas porque ya se sabe, las manitas luego van al pan...)


Ya con la base del “bicho” preparada, nos metemos en harina con la crema de queso, y nos arrancamos tal que...

Primero rallamos el limón sobre el azúcar, que esto, es un truco que leímos hace poquito en un libro de cocina francés ("À la mère de famille"), y que sirve para que la ralladura no pierda el sabor.

Acto seguido, comenzamos a mezclar el queso, la que “no llega a pizca” de sal, los 35 g de harina de fuerza aspirante a hogaza, la nata poquito a poco, los huevos uno a uno (incorporamos uno, lo integramos, acto seguido el siguiente yema huérfana included y así...) y la cucharadita de vainilla.

Una vez todo “mezcladico” y ya con aspecto lisito, sin grumos, brillantoso y “mu” requetebonico, lo probamos no vaya a ser que hayamos confundido el azúcar con la sal, o el queso fresco con el Idiazabal y luego vengan las lágrimas al salir del horno.



Ya probada la crema de queso, y si el sabor no nos recuerda o nos envía directamente al infierno, la vertemos sobre la base de galleta, y con cuidadín y sin quemarnos, la introducimos en el horno (altura media)

Pasados unos 20 minutos, y sin sacar el invento del horno, bajamos la temperatura un poquito (eso va a depender de cómo os "tire" el horno, nosotras lo dejamos 1 hora a 150ºC y siempre vigilando que no se chamuscase)

15 minutos aproximadamente antes de terminar con el horneado, preparamos el glaseado (que esto está tirado porque es mezclar la nata con el azúcar y ya) y recubrimos el pastel con ayuda de una espátula (sí, muy tirado, pero fue lo que peor nos quedó...)

Volvemos a meter el bicho en el horno, y esperamos.

En el libro, y en otros blogs de repostería etc., recomiendan que la crema quede sin cuajar del todo en el centro, nosotras lo hicimos así (esto se nota a simple vista por el chop-chop del horno) y mereció la pena.

Terminado el proceso, dejamos enfriar el pastel y acto seguido lo guardamos en la nevera. En el libro recomiendan un mínimo de 4 horas, pero nosotras no aguantamos tanto, y a las 3 horas y 10 minutos, ya la estábamos sacando de la nevera para "catarla" 

El resultado, pues vamos a ver, si lo que espera el personal es una tarta de esas tipo botox y retoques a lo Nati Abascal como las que pueblan infinidad de publicaciones, pues va a ser que no, porque sinceramente, el resultado es de lo más real, pero no por ello menos sabroso, porque lustre la “individua” no tendría, pero de sabor... como las de toda la vida.



¡¡Y lo requetequebonica que queda la individua en su platito y sobre la "noñada" de servilleta que le ha plantificado aquí "la compi"!!

Preciosa, e insisto, insistimos, riquísima, lo único, pues sí, que el glaseado podía haber quedado más pichi, pero bueno, nuestra evolución hacía la perfección del glaseado sólo es cuestión de tiempo.

Y sin más, os dejamos en compañía del post y de las fotos, porque desde ya os confirmamos que la tarta, pasó hace tiempo a mejor vida...

Lady Gin Tonic (historia de un glaseado que pudo llegar a ser y no fue...)

Bajo la dirección, supervisión y de Elena U. Moreno

Ambas encomendadas a todos los santos, y con el teléfono de los bomberos entre los dientes.

1 comentario:

  1. Creo que me voy a ir a vivir a tu casa... Que asi podras cocinar mas :)

    ResponderEliminar