Producciones
Lady Gin Tonic presentan:
El Pastel de Queso
Historia (lo qué sea) original de
Elenita sin H2O de @sintsis72 y @detartasalos40 para "la moi", para que no deje morir de risa mi Blog, por no estar a la moda y por no escribir acerca de monerías de tartas y cupcakes...
*Receta afanada de libro super chuli de Lunwerg Editores comprado en la FNAC por dos duros y que mola mogollón.
“Un dulce en Nueva York”
Traducción, adaptación y fotos de
Elenita sin H2O
Ejecución, supervisión y comentarios
Lady Gin Tonic
Yo, Lady Gin Tonic, en pleno uso de mis
facultades, y reunida en petit comité conmigo misma porque para qué
más nadie... decido que, y tras mucho meditar, no se me ocurre nada mejor que para mantener a la última mi Blog http://bit.ly/1g3AmTf poner a mi
siempre querida e idolatrada Elenita sin H2O de @sintsis72 y @detartasalos40 a cocinar una “guarrada”
de las suyas (y yo retransmitirla que a mi lo de la retransmisión siempre se me ha dado bien...)
Aclarar que utilizo el término
“guarrada” desde el cariño, y no desde la desconfianza y/o
ingratitud, y lo encamino más hacia lo sorprendente (véase lo que
empieza tirando a galletas termina en potaje) que hacia lo
despectivo.
Lo de nuestra pobre niña comenzó en
agosto tras golpearse sin queriendo la cabeza con la caldera, y
aunque apuntábamos a que fuese algo transitorio (cómo íbamos a
imaginar que no se cansaría de cocinar tartas y mejunjes) parece que
no lo es tanto.
Pasando como ya hemos pasado por la
fase intoxicación, que dio paso a la de empacho, sólo nos queda por
disfrutar de la fase de resignación, paciencia y cariño, y/o por
qué no, lo mismo hasta se le da bien a la muchacha, y termina
cambiando el sueño de trabajar para la HBO por el de montar un
puesto de bizcochos de soletilla a la puerta de un colegio...
Bien, al lío, que puesta en contacto
con la del golpe y tras proponerle que colaborase conmigo en este "post", la idem no tuvo mejor idea que ponerme a hacer un pastel de
queso, o un cheesecake, que así en inglés como que suena más exótico, “cuqui”
y glamouroso.
Sólo un apunte antes de dar comienzo a
la ejecución del asunto, ambas hemos firmado (y os invitamos a que también lo hagáis) un manifiesto y nos hemos comprometido, a no
utilizar jamás el fondant ¿por qué? Sencillo, porque barajamos la
hipótesis de que la moda del fondant, no es sino una campaña
choni de los dentistas del mundo que, una vez extinto el filón de
los chicles sin azúcar para proveerse de clientes (si 9 de cada 10
dentistas lo recomiendan no va a ser por generosidad precisamente...)
la están montando parda con el fondant, esa pasta de azúcar de mil
colores y que lo único que puede acabar provocando son ardores de
estómago espantosos y caries de mil demonios...
Y sin más, nos metemos en faena...
Recordar a todos, que “la cosa”
está inspirada (…) en la receta del pastel de queso del libro "Un dulce en Nueva York" de Marc Grossman y editado por Lunwerg, y que si lo hemos elegido, no ha sido por
“pijería”, sino por amor al queso...
No obstante, los cálculos de los ingredientes, y por no ser
muchas (mis sobrinos me quieren pero no tanto...) a comer, los hemos hecho para una tarta de unas 4 porciones
generosas o 6 pelín esmirriadas, véase, para un molde de tarta
desmoldable de 18cm, y son.
Para la base:
150 g de galletas, que estas
cogimos y las usamos de una marca que empieza por G y termina por N y
que son hojaldradas
70 g de mantequilla, de la de
toda la vida, mejor de marca (no tenemos nada en contra de los
productos de marca blanca, pero la mantequilla, mejor de marca)
15 g de azúcar
Para la crema de queso:
450 g aproximadamente de queso
fresco para untar, véase, de este que empieza por P y termina
por A, o similar
130 g de azúcar
1 “que no llegue a pizca” de sal
35 g de harina de fuerza (de la
que aspira a pan y suele quedarse en hogaza, véase, no de repostería
vulgaris)
La piel rallada de un limón
300 cl de nata líquida
(nosotras hemos usado nata líquida para montar, es más espesa,
grasosa, rica y contundente...)
4 huevos
1 yema de huevo (esta
“chuminada” no la terminamos de entender, pero qué le vamos a
hacer. ¿Por qué no 5 huevos? Ah...)
1 cucharadita de
esencia/extracto lo que sea de vainilla
Para el glaseado (“semos” pijas
y glaseamos los “inventos”):
20 cl de nata líquida tan
grasosa como la de antes…
1 cucharadita y media de azúcar
El modus operandi:
Bien, y aquí empieza lo bueno.
Con lo primero con lo que nos metemos,
es con la preparación de la base de galleta, y para eso,
desmenuzamos un paquete de galletas enterito (150 g) en un bol y le
echamos el azúcar.
Como no tenemos máquina desmenuzadora
de protones,
Máquina desmenuzadora de protones del año de Mari Castaña, véase, super vintage...
cuanto más desmenuzaditas queden de
primeras, menos esfuerzo tendremos que hacer con el mortero después, que esa
es la 2ª fase.
Nos agarramos el chisme de morterear
del mortero, y venga y dale, hasta dejar las galletas en modo antimateria
Cuando hayamos desintegrado la
galleta, añadimos la mantequilla medio derretida para que el
esfuerzo de seguir dale que te pego no termine de contracturarnos
“toítos”
Y ya en ese momento, y ya con toda “la
chisma” de la base mezclada, ponemos el horno a
precalentar a 175ºC
Mientras precalentamos el horno,
echamos la mezcla anterior en el molde previamente untado con
mantequilla, y vamos prensándola bien prensadita con el culo de un
vaso (que así no tocamos nada con las manitas porque ya se sabe, las manitas luego van al pan...)
Ya con la base del “bicho”
preparada, nos metemos en harina con la crema de queso, y nos
arrancamos tal que...
Primero rallamos el limón sobre el
azúcar, que esto, es un truco que leímos hace poquito en un libro
de cocina francés ("À la mère de famille"), y que sirve para que la ralladura no pierda el
sabor.
Acto seguido, comenzamos a mezclar el
queso, la que “no llega a pizca” de sal, los 35 g de harina de fuerza
aspirante a hogaza, la nata poquito a poco, los huevos uno a uno
(incorporamos uno, lo integramos, acto seguido el siguiente yema
huérfana included y así...) y la cucharadita de vainilla.
Una vez todo “mezcladico” y ya con
aspecto lisito, sin grumos, brillantoso y “mu” requetebonico, lo
probamos no vaya a ser que hayamos confundido el azúcar con la sal,
o el queso fresco con el Idiazabal y luego vengan las lágrimas al
salir del horno.
Ya probada la crema de queso, y si el
sabor no nos recuerda o nos envía directamente al infierno, la vertemos sobre la base de
galleta, y con cuidadín y sin quemarnos, la introducimos en el horno
(altura media)
Pasados unos 20 minutos, y sin sacar el
invento del horno, bajamos la temperatura un poquito (eso va a
depender de cómo os "tire" el horno, nosotras lo dejamos 1 hora a
150ºC y siempre vigilando que no se chamuscase)
15 minutos aproximadamente antes de
terminar con el horneado, preparamos el glaseado (que esto está
tirado porque es mezclar la nata con el azúcar y ya) y recubrimos el
pastel con ayuda de una espátula (sí, muy tirado, pero fue lo que peor nos quedó...)
Volvemos a meter el
bicho en el horno, y esperamos.
En el libro, y en otros blogs de
repostería etc., recomiendan que la crema quede sin cuajar del todo
en el centro, nosotras lo hicimos así (esto se nota a simple vista
por el chop-chop del horno) y mereció la pena.
Terminado el proceso, dejamos enfriar
el pastel y acto seguido lo guardamos en la nevera. En el libro recomiendan un mínimo de 4
horas, pero nosotras no aguantamos tanto, y a las 3 horas y 10 minutos, ya la estábamos sacando de la nevera para "catarla"
El resultado, pues vamos a ver, si lo
que espera el personal es una tarta de esas tipo botox y retoques a lo Nati Abascal como las que
pueblan infinidad de publicaciones, pues va a ser que no, porque
sinceramente, el resultado es de lo más real, pero no por ello menos
sabroso, porque lustre la “individua” no tendría, pero de
sabor... como las de toda la vida.
¡¡Y lo requetequebonica que queda la individua en su platito y sobre la "noñada" de servilleta que le ha plantificado aquí "la compi"!!
Preciosa, e insisto, insistimos, riquísima, lo único, pues sí, que el glaseado podía haber quedado más pichi, pero bueno, nuestra evolución hacía la perfección del glaseado sólo es cuestión de tiempo.
Y sin más, os dejamos en compañía del post y de las fotos, porque desde ya os confirmamos que la tarta, pasó hace tiempo a mejor vida...
Lady Gin Tonic (historia de un glaseado que pudo llegar a ser y no fue...)
Bajo la dirección, supervisión y de Elena U. Moreno
Ambas encomendadas a todos los santos, y con el teléfono de los bomberos entre los dientes.
Creo que me voy a ir a vivir a tu casa... Que asi podras cocinar mas :)
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