miércoles, 2 de abril de 2014

Glamourosas Magdalenas Integrales Lady Gin Tonic

Lo que más me gusta de este "post", es el título...

El título, directamente, manda a freír puñetas a todos los preceptos en los que se basa la composición de un buen título, y no sólo se pasa de largo, sino que lo hace de "madre".

No obstante, define a la perfección a las susodichas, ya que aparte de ricas, las magdalenas de las que vamos a hablar, son glamourosas, y su glamour no reside en otra parte que en las manos y el arte de las reposteras que va a acometer su elaboración...

Así mismo, no podemos desmerecer el también glamouroso origen de la receta en la que se inspiran, y que pertenece al Blog Directo al Paladar, uno de nuestros Blogs favoritos y del cual copiamos el enlace para que no haya lugar a malentendidos.

Magdalenas de leche evaporada http://t.co/K7bM3XQQny

Ni desmereceremos tampoco, la compañía de la que gozamos esta tarde, y que no es otra que la de Lady Gin Tonic, amiga muy amiga, y compañera de andanzas, a la que sin el más mínimo pudor o vergüenza, vamos a poner a cocinar.

Lady Gin Tonic, no sólo me abrió las puertas de la Blogosfera, sino que está colaborando estrechamente conmigo en la "fabricación" de una serie de televisión, que esperamos poder compartir con todos vosotros en breve, y de ahí que últimamente, ambas, no nos prodiguemos demasiado por nuestros respectivos Blogs.

Parafraseándola, "la tengo esclavizada", pero qué le vamos a hacer, puso su ingenio a tiro, y yo, que soy adicta al ingenio, no pude por menos que aprovecharme de él, y ponerle al servicio de la humanidad (...)

La verdad es que a Lady Gin Tonic, lo de la repostería le viene de nacimiento, ya que siendo como es hija de repostera, hizo sus pinitos en la cocina siendo aún muy niña, y aunque ella lo niegue, tiene un particular toque con los dulces.

La idea de estas magdalenas, de la adaptación de la receta que hemos mencionado anteriormente, vino porque las dos nos estamos pasando últimamente con los dulces, y porque más que cansadas del chocolate, lo que estamos es preocupadas por nuestros respectivos estómagos y niveles de azúcar.

Las glamourosas magdalenas, no sólo son integrales, sino que están hechas con leche de soja, y edulcoradas con azúcar de caña.

El harina integral, es de trigo ecológico, y la compramos en herbolario, pero para no "enrollarnos" mucho más, le paso el testigo a Lady Gin Tonic*

*Recordarles a todos, que Lady Gin Tonic, utiliza el chamberinglish para comunicarse, por lo que, de existir algún problema de "entendimiento" rogamos que se planteen los ruegos, quejas y preguntas bien a través de los propios comentarios del "post", bien a través de Twitter.

Y sin más, al lío...

Glamourosas Magdalenas Integrales Lady Gin y tal y tal Pascual...

Si hay algo en lo que lleva razón mi siempre querida y admirada Merijellen (la niña esta de las tartas y el ingenio...) es en lo de mi toque especial con los dulces, y es que más que especial, es "mágico", porque es acercarme a un dulce, a cualquiera, y hacerlo desaparecer...

Lo mío con el chocolate es pasión, y tengo que admitir que capaz sería de asesinar a todos mis sobrinos por orden alfabético si de ello dependiese el zamparme una buena tarta Sacher...

Adoro las rosquillas, me pirran las galletas de chocolate con chocolate y pepitas de chocolate, y si bien la paz en el mundo me preocupa a ratos, a mi lo que me quita el sueño, es quedarme sin chuches en casa...

Si a todo esto, le juntamos las consecuencias reposteras que tuvo el golpe en la cabeza que se metió mi Merijellen este verano, tenemos a Lady Gin al borde de un coma diabético provocado con premeditación, y/o alevosía...

La idea por lo tanto, librarnos de la quema y de la insulina, y dedicarnos a lo sano durante al menos, un par de fines de semana, porque además, para morirse siempre hay tiempo...

Comenzamos.

Ingredientes para unas 12 magdalenas tamaño magdalena de toda la vida, véase, ni tamaño mamut como los muffins, ni chata y llena de colorinches como las cupcakes...

- 3 Huevos de verdad (véase, a poder ser de pueblo o gallinero de los de toda la vida y que ahora con lo del regreso a lo natural, tampoco son tan complicados de encontrar)

- 150 g de azúcar de caña (la receta indicaba un pelín más, pero no estamos para muchas fiestas así que...)

- 125 ml de leche de soja, y aquí sí que sí o sí, tengo que pronunciarme aunque no me paguen, a favor de la leche de soja de la marca Santiveri, que es la que yo llevo bebiendo desde que el mundo es mundo, y no sólo es la más rica y la más sana, sino que además es de verdad, y no de soja de esta que sacan de las plantaciones de soja de los Pin y Pon.

- 130 ml de aceite de girasol (con esto ya no me ofusco, y acepto cualquiera que no sepa a rancio y que tenga el color así como mono y doradito)

- 1 cuasi que no llegue a pizca de sal.

- 250 g de harina integral ecológica de trigo (esta es de herbolario, pero porque a la niña de las tartas se le cruzaron los cables, y al tiempo que comprábamos la leche de soja, se agarró la "perra" de la harinita de los eggs, y no hubo manera de convencerla para que aprovechase la del Carrefour)

-7 g de levadura (aquí  tampoco "somos" de manías, pero en mi casa de la de Royal no nos apeamos...)

- 1 cucharadita pero que muuuuy pequeñita de esencia de anís estrellado (de esta que se compra en la sección de "piji" repostería de cualquier gran superficie, y que se encuentra al lado del resto de "pijiesencias")

Bien, lo primero que tenemos que hacer, y que va a ser que aquí reside el secreto, es batir bien batidos con la Minipimer los huevos y el azúcar durante 3 o 4 minutos a la velocidad que se dejen, pero mejor rapidito para que crezcan y se queden espumosillos como en la foto.


Huevos batidos espumosillos en los que va a ser que reside el secreto de estas magdalenas

Acto seguido, y ya con los huevos en orden, añadimos el resto de líquidos, la leche, el aceite, y la esencia de anís estrellado

A continuación, tamizamos la harina, la levadura y la sal sobre la mezcla anterior, y volvemos a darle a la Minipimer hasta que se nos canse el brazo y obtengamos una mezcla tal que así...


Mezcla tal que así....

Una vez que tenemos la mezcla "tal que así", la tapamos con papel film, y la dejamos reposar en la nevera no menos de media hora (nosotras la dejamos 1 hora y pico porque nos enganchamos a ver un capítulo de Helix y se nos fue el santo al cielo, y no pasó absolutamente nada, al contrario...)

Un poquito antes de sacar el invento de la nevera, y aprovechando una de las múltiples excursiones que hicimos a la cocina a por pipas, patatas, palomitas, y ese tipo de cosas... pusimos a precalentar el horno a unos 220º

Ya con el asunto fuera, y aprovechándonos del fabuloso "madalenero" que le regalé a mi pobrecica Merijellen, rellenamos las cápsulas de papel y les echamos un poquitito de azúcar de caña por encima para que quedasen monas para la foto...


"Chismas" con su azuquitar y tan monas que quedan para la foto

Las metimos en el horno, y al cabo de unos 15 minutos (esto depende del horno y de la estrecha vigilancia que le hagáis al experimento...) las sacamos, las dejamos enfriar sobre una rejilla, y el resultado fue...



"Monísmas" y Glamourosas Magdalenas Lady Gin sin competencia y/o parangón...

Ni qué decir tiene, que con magdalenas así, resulta más sencillo "quitarse" del chocolate, y dedicarse a la salubridad, porque hay que reconocer, que las "condenadas" (inexistentes condenadas a día de hoy) no sólo quedaron bonitas, sino que salieron ricas, blanditas y esponjosas, véase, que pudiendo zamparse unas así, y sin intención de desmerecer a nadie... para qué leches es necesario dejarlas "chatas", y empezar a echarles mejunjes y bolitas de colores que a lo único a lo que conducen es a la caries y a la diabetes.

Pues eso, que sin más, me despido hasta más ver, que como decía mi "compi", regresamos a nuestro proyecto de serie.

Lady Gin Tonic (esclavizada a mi edad...)
Elena U. Moreno (expandiéndome a lo ancho por lo sacrificado del arte de la magdalenez)






domingo, 23 de marzo de 2014

Lady Nutella - Post "choriceado" del Blog de Lady Gin Tonic

Lady Gin Tonic, no sólo es la #madrequemepario en la blogosfera, sino que desde hace aproximadamente dos años, se ha transformado en una de las mejores amigas que he tenido (esta es la parte de peloteo que me toca por "chorizearle" un post...)

Ambas, no sólo compartimos pasión por la Blogosfera (por lo de poder perpetrar cualquier aberración literaria sin dar la cara...) sino que también la compartimos por el chocolate.

Y es por esta última pasión compartida, por la que le pedí que me dejase compartir su "post" de Lady Nutella con, y de momento, pocos, pero fieles y queridos lectores, y ella accedió.

Muchas gracias mi siempre querida Lady, y nos vemos esta tarde en la cocina, que vamos avisando de los planes que tenemos de perpetrar unas apetitosas galletas de espelta...

Sin más...

Lady Nutella.
(Futura Patrona de las Cremas de Cacao, y de los adictos a las mismas…)
De alguien como yo, o bueno, mejor dicho, de alguien que consiente que le llamen como a mí, Lady Gin Tonic, y que además y para más “inri”, tiene un Blog, se esperaría, no sólo un excepcional conocimiento de las ginebras, sino otro aún más que excepcional dominio de las distintas y mejores formas de “maridar” las mismas.
Véase, Lady Gin Tonic, para ser merecedora de su nombre, debería de haber probado todas las ginebras, estar dispuesta a volver a hacerlo, ser capaz de identificar con los ojos cerrados las distintas tónicas por el sonido de sus burbujas, y evidentemente, haberse procurado a lo largo de los dos últimos años, la formación suficiente para ser capaz de mejorar el gusto y el “bouquet” de cualquier Gin Tonic, aprovechando cualquier “aderezo” (frutas, verduras, especias, flores, legumbres, preparados vitamínicos varios etc.,)
Lady Gin Tonic, “la moi”, recibe sin parar en Twitter, multitud de mensajes privados proponiéndole colaborar con la promoción de nuevas Ginebras, Tónicas, Bares, Pubs, Club´s Gourmet´s, Revistas y Establecimientos especializados en licores, y así un largo etc., y Lady Gin Tonic, siempre responde lo mismo, porque además lo contrario, sería mentir; “A mi es que lo de la Ginebra, no me va demasiado, a mí lo que me va de verdad, es la Nocilla”¿Por qué entonces esta “historieta” de Lady Gin Tonic?
Me llamo Lady Gin Tonic porque a mis sobrinos les hizo gracia la costumbre que teníamos mi marido y yo de tomarnos un Gin Tonic antes de cenar (y no siempre la verdad), y además soy “bloguera”, porque a mi sobrina nieta Elenita sin H no se le ocurrió nada mejor que convencerme de que lo era (y a punto estuvo de obligarme a comprar unas gafas de sol de Prada para así llegar a ser una bloguera de “postín”), así que, o me cambio el nombre desde ya por el de Lady Nutella, o mis andanzas por Twitter, la Blogosfera, y la madre que parió a ambas, no van a dejar de estar vinculadas con la Ginebra, jamás de los jamases.
Expuesto lo anterior, y viendo como se ve, que estoy a punto de entrar en trauma, he estado pensando (saludable y recomendable actividad), y he llegado a la conclusión, de que si realmente quiero que la gente me conozca por mis auténticas “malas artes”, y antes de cambiarme definitivamente el nombre por el de Lady Nutella (que me gusta más que Lady Nocilla, porque suena así como más italiano…), voy a tener que empezar a compartir con todos, mis vastos conocimientos acerca de ese preciado y milagroso alimento, el cacao.
Mi relación con el chocolate, se remonta al embarazo de mi madre.
Mi madre, y cada vez que se enfadaba conmigo, no dejaba de reprocharme el haber engordado más de 20 kilos durante mi embarazo, por no haber podido parar de comer chocolate y derivados (para más inri era repostera), durante los 9 meses que le aguanté en sus internas entrañas. Lo recuerdo como si fuese ayer.
  • Si es que ya podías haber aprendido de tu hermana Manuela, una santa tu hermana, que los únicos “antojos” que tenía la bendita, eras unas pocas de obleas de tanto en cuando, y no tu, que venga y dale con el chocolate, y tu padre, “niña”, no dejes de comer chocolate no nos vaya a salir la criatura con una tableta en la cara, y mira tú si luego va y es chica, a ver quién es el guapo que la casa…
Un “encanto” mi padre.
Siendo aún muy pequeña, empecé a dar problemas con el consumo de este preciado y exótico bien, y raro era el día en el que no me las ingeniaba para permanecer escondida donde fuese (a los niños antes nos daban más libertad que ahora…) comiéndome a cucharadas el cacao en polvo que almacenaba mi madre para sus dulces (que me río yo de esos que dicen que no se puede comer el Cola Cao a cucharadas porque da tos, cuando lo único que hace falta es práctica…).
Ya de adolescente, y si bien mis padres confiaban en que con la tontería de los chicos, empezase a preocuparme por mi figura y porque no me saliesen granos (que con el chocolate, al menos a mí, y cuando era “persona” en el siglo pasado, me salían a “puñaos”), me apartase del vicio de “motu” propio, pero qué va…
A fin de cuentas, con los chicos, “visto uno, vistos todos”, pero con el chocolate, con el chocolate no es así.
El chocolate ni te falla, ni te olvida, ni te abandona… El chocolate te mima sin descanso, y no deja de sonreírte por las esquinas desde esos escaparates que más que escaparates, y por el mero hecho de haberle hecho un “hueco”, deberían convertirse en lugares de peregrinación…
El chocolate se reinventa a sí mismo, y reinventa todo lo que toca, consiguiendo de esta manera, que la “relación” jamás se vuelva rutinaria. El chocolate es dulce, mágico, exótico, es apasionado. El chocolate, y como dejan perfectamente claro en el anuncio de Valor*, el chocolate es un placer para adultos…
*Estimados Sres. de VALOR, a ustedes sí que les haría publicidad gratuita (o bueno, tal vez a cambio de materia prima).
Dándome mis padres por perdida, fue mi marido, el que intentó apartarme del culto al cacao, y si bien en un primer momento, alma de cántaro, creyó haberlo conseguido, luego no sólo tiró la toalla, sino que se subió el mismo al carro de la adicción, pasando desde aquel preciso momento, de ser dos en el matrimonio, a ser tres, y a convertirse el tercero, el chocolate, en el único imprescindible para la salud y buen funcionamiento del mismo…
Con el paso de los años, y ya a punto de entrar en la “menopausia”, muchos fueron los que pensaron que posiblemente, y al entrar en esa fase en la que la mujer, pues eso, que dicen que tiene que empezar a preocuparse un poquito más por su salud, y por su línea, y por esas “mandangas”, me apearía del burro, y me apartaría del consumo… ilusos. Efectivamente, las cosas cambiaron, el metabolismo se me alteró, y no sólo empezó a sentarme realmente más que bien, “mejor”, sino que como además adelgacé y se me quedó un “tipín” que ya podía haber tenido a los 20, pues eso, que tripliqué la ingesta sin sufrir ningún tipo de daño colateral…
Y bueno, el resto es historia, porque de todos aquellos que me siguen en Twitter, o que me conocen por mi Blog, es de sobra conocido, que raro es el día, en el que no me refiero al chocolate, más que con cariño, y con dulzura, con auténtica idolatría y veneración.
Mi último descubrimiento, y como ya he nombrado una marca, sin problemas en nombrar la segunda, ha sido el chocolate con kikos de Nestle… ¡¡DIOS MÍO!! Que maridaje tan excepcional, que creatividad, que bouquet, que textura, que elegancia, que línea, tan dulce por fuera, tan “kikos” por dentro, tan sorprendente a la par que atemporal… tan, tan.
Tan que se nota, que no miento cuando informo de la terrible necesidad que siento de cambiarme el nombre por el de Lady Nutella, y empezar a compartir a través de mi Blog, las mil y una maneras de ser feliz con, y gracias al chocolate.
¿Y no te cansas de tanto “chocolate”?- me preguntan a menudo.
¿Os cansáis vosotros de respirar…? – les respondo yo tan “pichi”.
Hasta dónde no llegará mi pasión por el chocolate, que no hago distinción entre el Cola Cao, y el Nesquik, pasando esto a ser incomprensible para todos aquellos que defienden a capa y espada al de los “grumitos”.
¿Mi chocolate favorito?. El “pecaminoso” al que hacía referencia antes…
¿Mi forma favorita de comer el chocolate?. Sentada.
¿Un motivo para celebrar con chocolate?. Todo es susceptible de ser celebrado con chocolate, la vida entera tiene que celebrarse con chocolate, el mero hecho de limarse de manera simétrica y sin ayuda técnica una uña, es motivo más que suficiente para una celebración con chocolate.
¿Un momento para el que no recomendaría el consumo de chocolate?. 2 días antes de hacerse un análisis de sangre que conlleven el riesgo de bronca por parte del médico de cabecera.
¿La mejor manera de recuperarse de un análisis de sangre?. Un “bocata” de chocolate.
¿Bebidas con Chocolate?. Todas a excepción del Licor 43 con Batido de Chocolate (que aún recuerdo una especie de “melopea” malísima que me agarré en los 80 en Benalmádena, bebiendo “guarrindongadas” de esas, y que es acordarme, y ponerme a morir).
¿Chocolate con Sal?. Sí, sí, y más que sí, y con Kikos, y con Pistachos, y con Fabada, y con lo que se tercie, que el chocolate sí que es capaz de maridar de forma natural y sin extravagancias con todo, y no la Ginebra, que vas, le echas pimienta y pepino, y terminas confundiendo la bebida con la ensalada y se te hace la “picha” un lío, y acabas mojando pan en el Gin Tonic.
¿Chocolate Nacional o de Importación?. Todos, y a ser posible a la vez.
¿Chocolate en productos de Belleza?. Pseee… Mis sobrinos me regalaron un champú de chocolate, y acabé “mareaita” perdida por estar intentando cada dos por tres “relamerme” las puntas.
¿Es el chocolate el sustituto del sexo?. No, el chocolate es la versión mejorada y no traumatizante del sexo.
¿Venderías tu alma al Diablo por una tableta de chocolate?. Esperando estoy la oferta…
¿Venderías a tus sobrinos por una tableta de chocolate?. Jamás. Jamás sería capaz de cobrarle a nadie por mis sobrinos, directamente los regalaría, y luego me iría a cualquier chocolatería Valor a “acallar” mi conciencia con una buena merienda de churros con chocolate…
¿Chocolate con Churros, o Madalenas con forma de osito y corazones de gominola?. Mariconadas las justas…
¿Motivos para renunciar al chocolate?. Veámos… ¿La Paz Mundial?
¿He llegado a “agredir” física, o moralmente a alguien por culpa del chocolate?. Sí, y no estoy orgullosa de ello, pero hace bien poco, le pegué una “colleja” a mi amiga Marutxa, cuando la descubrí en mi salón, “zampándose” mi última caja de After Eight. Luego le pedí perdón y eso, pero es que a quién se le ocurre encontrar una caja de “chocolates” escondida detrás de los Episodios Nacionales, y comenzar a comérsela como si tal cosa…
Creo que con los anteriores apuntes, he dejado más que claro, que tiene toda la pinta, de haber sido el chocolate, y no otra cosa (la familia, los amigos, el amor, la salud, el dinero, las pelis de posesiones demoniacas de los 80, etc.,), el auténtico motivo de mi felicidad… y que todo esto, es motivo más que suficiente, para cambiar de nombre ahora mismo, y pasar a exigir a todo “quisqui”, que se me comience a llamar LADY NUTELLA
Para terminar, y siguiendo las pautas y consejos de mis últimos entrevistados, San Valentín, La Muerta de la Curva, Franco (en proceso de edición), si realmente quiero llegar a convertirme en patrona de algo cuando me muera, tengo que comenzar a controlar mi manera de expresarme, y dejar de decir “tacos” y frases hechas que suenen “vulgares” o en un idioma desconocido (el “chamberinglish”), por lo que, como no sólo quiero empezar a ser conocida como Lady Nutella, sino que deseo fervorosamente pasar a convertirme tras mi muerte, en la patrona del chocolate, y de todos los adictos al mismo, pues eso…
Que Dios os bendiga hermanos.
Lady Nutella (la “bloguera” anteriormente conocida como Lady Gin Tonic)




miércoles, 12 de marzo de 2014

Vida y milagros de mi olla express...

Hace años, cuando me independicé y me fui a vivir por mi cuenta, tome una decisión...

En mi casa jamás entrarían ni bicarbonato, ni harina para rebozar, ni una olla express.

El plan era vivir en una casa "sin madre", y en la medida de lo posible, "como pollo sin cabeza", y esto último, no tendría por qué haber cambiado...

Pero lo ha hecho (...) y no sólo ha entrado en mi casa el bicarbonato, sino que le han seguido de cerca la harina para rebozar, y recientemente y aprovechando las rebajas de esos grandes almacenes a los que ninguno vamos pero que no hay forma de sacarnos de ellos... la olla express

Mi olla express es de las normalitas, no de las antiguas con orejas, pero sí que lleva su "valvulita" que hace pshhhhh, tiene sus dos posiciones, y viene hasta con las instrucciones esas que pululan por toda cocina de  gente de bien y en las que aparte de darte las pautas para no salir volando pegado a la olla, explican los tiempos de cocción. Los garbanzos tanto, y las patatas cuanto, en fin...

Mi olla express es metálica porque la verdad sea dicha, tampoco las había en otro color. Tiene una capacidad de 7 litros, y como decía antes tiene 2 posiciones a)rápida, b)rápida que te mueres, y luego otra "chisma" para despresurizar, pero que no cuenta para los tiempos de cocción.

De momento, la única posición que he utilizado ha sido la a) y si lo he hecho, es porque ni tengo prisa, ni termina de quedarme claro eso de que los garbanzos puedan hacerse en 10 minutos sin provocar un discontinuo espacio-tiempo.

El comprar la olla, aparte de para aprovechar las rebajas,  fue porque días antes, y después de colocar el bicarbonato y la harina para rebozar en sus respectivos estantes, se me metió en la cabeza comprarme una "amoladora de protones" de esas que salen en los programas de magdalenas, y que son de colores y que cuestan un congo y la mitad del otro...


Menos mal, que antes de darle al "aceptar" de la compra on line del "bicho" en color verde modelo Vespa Vintage años 60, una ráfaga de cordura me pasó por la cabeza y pensé...

- ¿"Ande" vas María de las Elenas, comprándote una "amoladora de protones", si ni tan siquiera olla express tienes?

Y dicho y hecho, postergué la adquisición de la amoladora a épocas más estivales (me la compro por mi cumple sí o sí) y allá que me fui a por la olla.

Lo de la compra de la "susodicha" tampoco es que encerrase mucho misterio. Llegué a la sección de ollas y cacharros, miré con cara de perrito pachón al dependiente, y le confesé que lo más cerca que había estado nunca de una olla, había sido en casa de mi abuela fallecida hace la torta y que tampoco es que me hubiese acercado mucho porque mi madre siempre me precavía sobre los siglos que llevaba mi abuela sin cambiarle la goma a la tapa y de los peligros mortales que aquello encerraba...

El dependiente, que de jóvenes díscolas y sin conocimientos de ollas como "la moi" tenía pinta de saber una barbaridad, me miró con cierto aire paternal y me dijo...

-Esta olla es la que te va por tu perfil, es metálica, viene con dos posiciones y una para despresurizar, tiene su "valvulita" que hace pshhhh y trae las instrucciones para no salir volando y saber cuántos minutos vas a tardar en hacer las cosas...

Me la llevé of course.

Lo que nada, ni nadie podía aventurar por aquel entonces, es que de todas las ollas existentes en el mundo mundial, yo me iba a llevar a casa a la "olla" prima hermana de aquel coche de Stephen King que se llamaba Christine, y que por enamorarse de su dueño, se cargaba a todas sus novias cuando el bajaba a por preservativos a la gasolinera...

Mi olla no es que vaya asesinando por ahí (no al menos de momento), lo que hace la muy "perica" es robar...

¡¡¿Cómo?!! ¡¡¿Una olla ladrona?!!

Sí, la mía.

Todo empezó al día siguiente de comprarla.


Esta es una foto que le he hecho en su balda cuando no miraba, y para que no se diese cuenta del estudio al que está siendo sometida.

Como la compré un lunes, y no tenía previsto preparar el cocido inaugural (que de esta tradición me habían hablado en Twitter) hasta el sábado siguiente, y dejándome llevar por la emoción del estreno, decidí bautizarla con un Brócoli, y cuatro patatas.

Sí, lo repito, el bautismo tuvo lugar con;

- 1 Brócoli

- 4 Patatas

Lo que pasó unos 15 minutos más tarde, fue que de la olla express salió el Brócoli, muy verde, muy tiernecito y muy enterito, acompañado por sólo 3 patatas, muy monas, muy blanditas y muy enteritas...

- ¿Pensaste que habías metido 4 patatas cuando en realidad sólo metiste 3?- se preguntarán algunos.

No, que por ser el bautismo de la olla, tuve muy presentes todos y cada uno de los ingredientes que metía, así como el tiempo de cocción al que les sometía.

- La patata era más pequeña que las otras y se deshizo - pensarán otros.

Pues tampoco, que las patatas eran todas del mismo tamaño porque yo las compro de esas pequeñitas de acompañamiento y que me sirven para todo, y que no me dan tanto asquito (de mi trauma con las patatas y/o tubérculos hablaré en sucesivos posts) como el resto.

- Contaste mal, porque como eres de letras cuentas mal, y en realidad metiste tres patatas.

Ay... ahí sí que no puedo defender totalmente mi inocencia, que lo que es, es... y una es de letras, y "en de" vez en cuanto, y cuando nadie mira, cuenta con los dedos.

No obstante, esto se hubiese quedado en la gracia de la patata, si a la semana siguiente, y ya superado el cocido inaugural, no hubiese metido en la olla un puñadito de garbanzos (me salieron tan ricos los del cocido que quise repetir...), 4 zanahorias y 1 cebolla, y oh sorpresa, al abrir la olla, la cebolla (y ni el más mínimo resto) había desaparecido.

Desde entonces, múltiples han sido las pruebas de que algo particularmente extraño está ocurriendo con mi olla.

Un día una cebolla, el otro una patata, el domingo una punta de jamón...

Confieso que he tratado el tema con expertos cualificados en la materia (mi vecina de enfrente) y sorprendida me ha comentado que a ella, esto no le ha pasado nunca...

Mi vecina se lo comentó a la del 5º y nada, esta a su vez lo habló con su madre, y tampoco... en el trabajo no dan crédito, y tengo lista de invitados a comer a casa, sólo para comprobar que mi olla es capaz de provocar un bucle espacio temporal, que más allá de deshacer, pasar, o desmenuzar los alimentos, los hace desaparecer...

¿Que por qué estoy compartiendo esto?

Bien, he estado pensando, y es muy posible, que si mi olla hace desaparecer los alimentos, estos se materialicen en otra olla de similares características o marca (la mía es una BRA con capacidad de 7 litros) por lo que no estaría de más, que si alguien que lea estas líneas, ha escuchado como en la olla de algún conocido han comenzado a materializarse zanahorias, y patatas, y alguna que otra punta de jamón, nos pusiese en contacto, no sé... puede que esto no sea más que una triquiñuela del destino para unir a dos personas a las cuales, y así de primeras, ya les une una olla express...

Por cierto, y ya para terminar, y para tranquilizar a esa persona a la cual se le están materializando mis alimentos, no sólo procuro comprarlo todo de buena calidad, sino que soy muy limpita cuando manipulo la comida, así que tranquilidad, que por mi parte, nadie va a pillar nada malo...

*A esto último, se le llama en los foros gastronómicos, erótica culinaria...

Pues eso, que sin más, que me largo a ver un par de episodios de la primera temporada de Isabel (me he incorporado tarde a la historia...) y que quedo a la espera de novedades, onsejos y/o exorcismos.

Elena U. Moreno (Poltergeist ollil...)

lunes, 10 de marzo de 2014

De esofagitis y delirium tremens de chocolate blanco...

Cuando uno se pone a cocinar, y lo hace como en mi caso por vicio (porque otra explicación no le encuentro...) nunca piensa en los daños directos y/o colaterales que puede acabar causando.

Todo lo más, puede temer salir volando (él y todo el edificio) si no sigue al pie de la letra las instrucciones de la olla express...

El ser humano lleva cocinando desde que el mundo es mundo, y salvo raras excepciones, nunca ha pasado nada realmente grave,  no al menos comparable con la peste bubónica o similares.

¿Por qué entonces tendrían que empezar a pasar desgracias ahora?. Si nuestros ancestros llevan experimentando con marmitas y demás calderos desde los albores de la creación, y aún así, hemos llegado donde hemos llegado, ¿qué peligro podría encerrar meterme a mi en una cocina con un molde desmoldable y 2 kilos de espelta? Ninguno.

Uno coge un pollo, lo despluma, le echa su chorrito de limón y lo adereza con su ramita de romero y ala, ya está, un pollo de lo más rico y sin efectos secundarios...

¡¡Ja!! ¡¡Mentiras!!, y siento tener que ser yo la que destape todo este "embolao" pero alguien tenía que hacerlo.

Cocinar es una actividad de riesgo, y la última moda de los muffins y los cupcakes, no responde sino a una conspiración pero que "mu" chunga, que busca acabar con mínimo el 30% de este occidente aún más chungo que ocupamos... y sinceramente, creo que detrás de todo esto, no están ni los gobiernos ni los partidos de la oposición, ni tan siquiera los empresarios, que quien está detrás de toda esta movida son:

a)los dentistas
b)los fabricantes de insulina
c)los fabricantes de prótesis mamarias que ante la crisis y el bajón de las intervenciones de estética, han tenido que reinventarse con los molde y demás utillaje repostero


Molde de silicona de "la kitty", no somos más "moñas" porque no nos dejan...

El cocinero, el repostero, el aprendiz de lo que sea y/o incluso el cocinillas (yo pertenezco a esta última especie) se encuentra permanentemente expuesto a incesantes peligros, enfermedades y situaciones que pueden acabar arrastrándole a urgencias (a él y a todos los que le rodean) y para muestra, un botón...

Martes 25 de Febrero (después de haber estado experimentado el lunes por la noche con unos almendrados made in receta de "Cocina Monacal" de libro de Vip´s)

Un extraño picor que se extiende desde la nariz hasta el esternón comienza a tocarme las narices, pero pienso -vaya, ya se pasará, esto fijo que es frío que he cogido por dormir con el culo al aire...

Miércoles 26 de Febrero (tras haberme comido de una sentada los almendrados del lunes más que por gula por no tirarlos...)

El extraño picor, lejos de transformarse en catarro o alergia, empeora a pasos agigantados, véase, cada vez que respiro (sí, cada vez) me arde la nariz y me pica horrores el esternón, pero pienso -vaya, esto más que un resfriado, va a ser un gripón en toda regla, voy a tener que tomarme en serio lo de dormir con un pijama de felpa.

Jueves 27 de Febrero (tras tirarme todo el día a frutita y yogures más que por malestar porque la báscula ha estado a punto de provocarme un infarto...)

La gripe no se manifiesta, y el ardor de nariz y el picor de laringe, faringe, traquea y #lamadrequemeparioqueagustoquesequedo rozan el nivel de esto es cáncer sí o sí... pero pienso -vaya, esto es cáncer sí o sí, pero cualquiera se acerca al médico para que se lo confirme, mejor espero un poco, y así aprovecho y experimento con ese bizcochito de chocolate especiado que he encontrado en un Blog de Cocina Hindú.

Viernes 28 de Febrero (tras zamparme el bizcochito especiado y ya respirando en modo perrito)

Respirar respiro, pero la sensación es de cosquillas permanentes y la situación ya está más que salida de madre, tanto, que no me queda más remedio que acercarme a URGENCIAS*

*Por cierto, y por si no lo había comentado antes, no es que sea hipocondríaca, es que es mi fotografía la que ha acompañado la definición de hipocondría de la RAE hasta hace bien poco.

Ya en urgencias y tras esperar un ratito de no más de 5 horas (muy entretenida eso sí revisando blogs de cocinas extrañas y no recomendadas por la OMS pero eso sí, muy divertidas...)

Doctor (así como el de médico precoz pero en aún más joven)
Hola, soy Pablo y voy a ser el doctor que te valore, cuéntame.


Médico precoz antes de abandonar la medicina y pasarse al ligoteo más salvaje en esta serie de la madre de no se quién...

Yo (respiración modo perrito)
Hola Pablo, hijo, que verás, que me pica una barbaridad al respirar, y que de garganta para abajo llevo desde el lunes con cosquillas, y que creo que esto es cáncer sí o sí...

Doctor
¿Antecedentes? ¿Alergias? ¿Intervenciones? ¿Estas embarazada? ¿Fumas? ¿Bebes? ¿Sales con chicos malos?

Yo
Antecedentes, no que yo recuerde, alergias... al kiwi, pero no se si eso cuenta, intervenciones, pues la verdad es que me quitaron un lunar el verano pasado, pero fue por envidia, porque se lo quitaron también a una amiga, y dije yo, pues ala, que me lo quiten a mi también... embarazada no estoy, y si lo estoy es del anticristo, por lo de milagroso, no fumo, no bebo, y lo de salir, salir, pues no, últimamente por no salir, no salgo ni de la cocina...

Doctor
¡¡¿De la cocina?!!

Yo (alarmada por la reacción de "Pablo" ese doctor...)
¡¡¿He dicho cocina?!!

Doctor
Sí, has dicho cocina...

Yo
Vale, he dicho cocina, pero que lo que me pasa es que me ahogo, y mi cocina es vitrocerámica y mi horno eléctrico, así que por el gas no va a ser...

Doctor
No serás de las que últimamente no deja de cocinar bollos, y magdalenas, y cookies y esas cosas...

Yo
¿La moi...? Noooooooooo, poooorrrrrr...

Doctor
Niégalo mirándome a los ojos.

Yo (Mirándole a los ojos)
No son magdalenas, que lo que son es muffins o cupcakes, a las cookies no les termino de pillar el punto, y bollos lo que se dice bollos... soy más de Quesadas, de Tartas Sacher, el otro día hice un Bizcocho de Arbequina, y bueno sí, para qué negarlo, últimamente estoy experimentando con las múltiples combinaciones del chocolate blanco, la nata de montar y la mantequilla pura y dura, pero vamos que total, eso y nada...

Doctor
¿Te parecerá bonito?

Yo (un poco desubicada por la forma de proceder del médico precoz)
No fumo, pero eso ya lo había dicho verdad... y tampoco bebo, en serio, no bebo porque me sienta fatal y me pongo a imitar a Bisbal... Mis amigos echan de menos mis saltos, pero yo me mantengo firme... ¿No cuenta eso a mi favor?

Doctor
No es cáncer.

Yo (un tanto chafada porque si hay algo que nos gusta a los hipocondríacos es mantener el drama hasta el final)
¿No? Pues vaya...

Doctor
Es idiotez.

Yo
¿Idiotez sin más? ¿Y tiene arreglo?

Doctor
Omeoprazol, uno al día durante un mes, y mantente alejada del horno.

Yo
Y así se me va a curar la idiotez y las cosquillas de la laringe.

Doctor
Vamos a probar, y si en un mes no se te pasa, te meteremos una goma muy estrechita pero lo suficientemente incómoda como para que desees estar muerta o inconsciente por la glotis, y al tiempo que te sacamos fotos con una punzante camarita que instalaremos al final de la goma, aprovecharemos para arrancarte trocitos de esófago para analizarlos y buscar el gen de la idiotez en tu ADN esofagil, pero tranquila, eso sólo si no te hace efecto el omeoprazol...

Omeoprazol bendito que en el cielo estás prescrito...

Conclusión, y según me contó mi siempre querido y sincero médico de urgencias, en los últimos meses, raro es el día que no atienden a cinco o seis pacientes de mi estilillo más o menos (véase, cuarentonas en plena crisis y que en vez de comprarse una moto o liarse con el monitor de spinning, optan por atiborrarse de marranadas y jugar a que las preparan ellas), que acuden con mis mismos síntomas, después de haber estado una temporadita larga, cocinando dulces y probándolos todos sin parar...

El asunto roza los niveles de pandemia, y la OMS está a punto de tomar medidas, de hecho, y aunque no es oficial, se baraja la posibilidad de limitar la adquisición de utillería de repostería por persona, algo así como el registro de ludópatas que evita en entren en los Bingos, pero en modo moldes de silicona y tamizadores de harina.

Y es que sólo está ciego el que no quiere ver, y sí, el cocinar no es la bondadosa y saludable actividad que nos han querido vender, es una actividad de riesgo, un asunto radical que por tener, tendría que venir reflejado hasta en los cuestionarios esos que te hacen para contratar seguros de vida y que te preguntan desde si practicas buceo, hasta si tienes previsto suicidarte en los próximos 12 meses...

¡¡Pero!! ¡¡¿Y mis tartas?!! ¡¡¿Y mis inventos?!! ¡¡¿Qué va a ser de mi horno?!! ¡¡Maldición!! ¡¡¿Qué va a ser de mi?!!

Bien, no preocuparse, que soy de Chamberí, y a las de Chamberí no se nos amilana tan fácilmente, mi próximo paso, la repostería vegana, mi próximo objetivo, los dulces monacales a base de espelta y libres de azúcar refinado y/o chocolate...

No obstante, y en honor a tiempo mejores, que menos que compartir con todos vosotros, esta deliciosa Tarta de Chocolate Blanco que requetecopié del Recetario de Nestle, y que más allá de mi esofagitis, ha marcado un antes y un después en mi percepción del dulce, porque he de admitir, que no está más rica, porque no la dejan. Os copio así mismo el link del recetario para que la probéis sin miedo, que a fin de cuentas, la susodicha no es la culpable de nada, que la culpable soy yo y los meses de neurósis repostera que me han precedido...


Tarta delirium (tremens añadiría yo...) de chocolate blanco, un buen motivo para morir (y no el amor, o la paz mundial o las "milongadas" esas...)

http://bit.ly/1glnzZ6 - Recetario Nestle Postres

Pues eso, que sin más, me despido hasta más ver, y la próxima ya la tengo preparada, "Galletas de la Alegría" de los monjes de no se dónde, pero que parece ser que llevan espelta y que eso hace muy feliz...

Cariños y omeoprazoles para todos.

Elena U. Moreno


jueves, 6 de marzo de 2014

Pijitarta Sacher o “pà” chulo, chulo, mi pirulo…

Si hay algo que nos gusta a los “proyecto” de reposteros, es aventurarnos (y sin supervisión de adultos alguna) en las tareas más complicadas que existen y para las que obviamente, no tenemos formación alguna…

El motivo que nos impulsa a desarrollar este tipo de tareas (las complicadas se entiende) tiene sus orígenes en la ancestral necesidad que arrastramos todos, de terminar haciendo las cosas mejor que nadie, y en el menor tiempo posible (egocentrismo repostero o principio espídico de ombliguez del mundo...)

Bien, la cuestión es que lo anterior, es inevitable, y no sirve de nada el haberla “pifiado” gastronómicamente hablando en varias ocasiones, para evitar el “agarrarse” a un nuevo libro de recetas, y terminar embarcado en la aventura de preparar la Langosta Thermidor a lo Julia Child sin la más mínima contemplación o vergüenza.

Y si aún nos quedásemos con la Langosta Thermidor, o con un simple Bizcocho Genovés, bien estaría, pero es que nos “arrancamos” con inventos en los que no sólo intervienen varios tiempos de reposo, sino el acertado maridaje del veneno del pez globo con la levadura seca de panadería…

El acabose lo de la pretenciosidad en la cocina del novato.

Somos de hecho los novatos pretenciosos (el 95% aproximado de los novatos) los que no conseguimos salir jamás de nuestra “novatez” gracias a ese espíritu más que de valentía, de chulería que nos caracteriza, y es que es haber leído un par de libros de cocina, y ya hablar del modus operandi de un “fondo oscuro”, o de la mejor forma de cocinar las alcachofas sin rebanarte la yugular cual chef experimentado.

Un novato repostero, y si bien va por ahí diciendo que lo suyo no es más que un hobby y tal y tal, aspira a quitarle el cetro a Chicote, arrearle con él en la cabeza al Chef Ramsey y terminar toda la batalla desenmascarando a Falsarius (todos mis respetos a Falsarius, que después de Simone Ortega, es la luz que alumbra mi camino…)

Total, que como buena novata que soy, a mi ni se os ocurra enredarme en la cocina con un simple bizcocho de limón, que no que va que para esas lides yo ya no estoy, a mí, y con un par de eggs (unos cinco para ser más exactos), de la Tarta Sacher, no me bajéis…

Y dicho y hecho, lo que estoy a punto de relatar, es lo que aconteció en mi (de momento en pie…) cocina el pasado domingo.

Piji Tarta Sacher con mermelada de albaricoque.

Receta “inspirada” (porque fijo que algo hice mal…) en receta sana y bien intencionada de Tarta Sacher con Mermelada de Albaricoque de la Revista Lecturas.

Y lo peor del asunto, fue que no contenta con el arranque de valentía, tuve la osadía de quedar con mis amigas para merendar, y así poder compartir “la tarta” con ellas (Dios bendiga a las pastelerías Mallorca…)

Preparada “toíta” para afrontar la misión, y con todos los ingredientes y bártulos al alcance de la mano (mise en place que le llaman a lo anterior los expertos)

*Ingredientes calculados para un molde de unos 18cm de diámetro. 

Chocolate Fondant                         100 g
Mantequilla                                    115 g
Harina de Repostería                      135 g


Azúcar                                           135 g
Azúcar Glas                                     30g
Huevos                                              5
Mermelada                                     150 g
Azúcar Avanillada                              1 cucharadita
1 cuasi pizca de sal
Chocolate Fondant                         300 g (para la cobertura)

Para decorar recomendaban trocitos de melocotón en almíbar, pero como se comprobará al final del post, yo terminé de pifiarla con unas poquitas almentras a lo "crocanti" de bolsa, y unas tristes pepitas de chocolate sin más...

Me arranqué troceando la mantequilla y dejándola a temperatura ambiente al tiempo que me bajaba al súper a por un par de cosillas imprescindibles que había olvidado comprar el día anterior (los huevos para más inri...)

Ya de vuelta del súper, y con la mantequilla ya medio derretidilla, casqué los huevos separando las claras de las yemas.

En un bol, batí la mantequilla, con el azúcar glas, la sal, y el azúcar avainillada, incorporando las yemas de una en una y sin dejar de batir.


      Ya "crecidita" por el color tan mono que le había quedado al invento... partí el chocolate (lo que se dejó que anda que no estaba duro el condenado) y lo dispuse en un cazo para fundirlo al baño María.


Lo mejor de esta parte, es poder "rechupetear" luego la cuchara.

Acto seguido, monté las claras a punto de nieve con la Minipimer, agregando el azúcar una vez que estuvieron espumosas, y dejándolas bien firmes (o al menos intentándolo como en mi caso)


Esto mejor no "rechupetearlo" porque así de primeras, como que da un poco de asquito.

Añadí el chocolate a la mezcla de mantequilla y yemas, y removí hasta obtener una preparación homogénea. 

Agregé la harina tamizada, y acto seguido, y con movimientos envolventes para que no perdiesen el volumen, las claras.

Precalenté el horno a 180º y preparé el molde (ya se sabe, que si con su mantequillita, que sin con un poco de harina y sacundiendo para eliminar el exceso y tal y tal...)

Cocí la tarta en el horno unos 50 minutos, y esperé a que templará para desmoldarla y dejarla enfriar sobre una rejilla.


Así de primeras, bien podía haber dejado el invento en bizcocho de chocolate vulgaris, y más de un disgusto que me hubiese ahorrado.

Ya fría, la corté por la mitad en horizontal, y la rellené con la mermelada de albaricoque previamente calentada en una cacito para que se licuase. Siguiendo las instrucciones, también pincelé la superficie.


Que para la "movida" esta, y para no ponerlo todo perdidito de mermelada, lo que hice fue colocar la rejilla sobre una ensaladera.

Acto seguido, troceé el resto del chocolate, volví a derretirlo al baño María, y sin dejar que enfriase, lo extendí rápidamente y con ayuda de una espátula flexible a lo largo y ancho de toda la tarta, y es aquí, justamente aquí, cuando siempre termino preguntándome, por qué al resto de la humanidad, los "inventos" estos les quedan bonitos y decentes, y a mi, y a mi mejor no coments...


En la foto, joder... en la foto brillaba, en serio que en la foto brillaba una barbaridad...

¿Por qué mi tarta quedó mate y casposa? ¿Por qué la he tenido que sacar la foto desde arriba porque de perfil volvía a darse un aire al monstruo de las galletas? ¿Qué pecado habré cometido yo para que me salgan todos "los niños" feos...?

En serio, y en trauma, a Dios pongo por testigo que seguí todos los pasos, y no sustituí ningún ingrediente (a excepción del melocotón para decorar) y la tarta no me brilló.

¿De sabor? Bueno, mis amigas dijeron que estaba muy rica, yo la verdad, no es que no la probase, es que desde que me ha dado por meterme a repostera, he generado una especie de dispepsia criminal (ya he comenzado con el uso y abuso de los antiácidos) y justo el domingo estrenaba nuevos síntomas (esofagitis) que me impidieron disfrutar del sabor, ya que todo, pero absolutamente todo, me sabia a lo mismo, a mandarina rancia...

Pero bueno, de la esofagitis y de la pirosis del repostero novato, hablaré (si no he muerto antes de acidez) en futuros posts.

Sin más, que con lo mono que me podía haber quedado un sencillito bizcocho de zanahoria, me tuve que meter por chulería en camisas de once varas, y terminé como aquella, "liándola parda" y sacando del horno una tarta, que más que gula, inspiraba ternura, compasión y ganas de pagarle un lifting...

Elena U. Moreno (en tratamiento)

PD: En futuros posts (además de la esofagitis) la singular vida propia de mi olla express...

martes, 18 de febrero de 2014

Maternidad y excelencia gastronómica, o el principio de...

A #lamadrequemepario le sale “to” mejor…
Y esta es una frase, a la que todos nos hemos tenido que enfrentar alguna vez, y no, no ha hecho falta que fuésemos pareja, o novios, o nada que implicase un nivel bíblico de relación, para haber tenido que poner cara de póker tras escucharla…
Invitas a tus amigos a comer a casa, y siempre hay alguna madre que cocina mejor el arroz caldoso que tú…
Les das a probar el nuevo invento con níscalos a tus compañeros de trabajo, y siempre hay alguna madre que los níscalos, no sólo los prepara mejor que tú, sino que los deja más lustrosos y con un naranja más vivo...
Las madres, al margen de sus orígenes, preparación, aficiones u oficios, siempre, antes de terminar el doctorado en sacarte de tus casillas, han aprobado con nota y sin el más mínimo esfuerzo un par de masters del Cordon Bleu.

No obstante, y si bien y así de primeras, no he querido emplear un lenguaje sexista , al menos desde mi experiencia, esto es algo que casi en el 95% de las ocasiones, te sueltan los hombres.
Mi madre mezcla mejor el Nesquick que tú, mi madre le echa al caldo el pollo entero hasta con plumas, mi madre se carga el cochinillo a “bocaos” y lo asa como nadie, los pescados que cocina mi madre jamás tienen espinas, pues mi madre cuece los macarrones con el poder de la mente, pues mi madre usa bicarbonato en vez de levadura y los bizcochos le quedan suaves y esponjosos... ¡¡CANSINOS!!
Pero no, y sirva esto como defensa para estos “pobrecicos” nuestros, ellos no tienen la culpa de nada, que no, que la culpa de todo, y máxime de este nivel de odiosa y gastronómica comparación, la tienen ellas, que es ver asomar a esa pequeña entidad masculina de sus internas entrañas, y de repente, entrarles unas ganas terribles de arrebatarle el cetro a Chicote, y de terminar con cualquier pretensión gastromómica que desee llevar a cabo el resto de la humanidad a favor de su o sus vástagos.
Una madre con su hijo varón recién nacido entre los brazos, y tras pensar que menos mal que ha salido “toito” a su familia y no a la panda de feos de la de su marido, ya está planificando como convertirse en la única cocinera respetada por la criatura, y podrá llegar hasta planificar como deshacerse de todo aquel, aquella, restaurante o bar de menús, que pueda llegar a interponerse entre su pequeño y sus deliciosos macarrones con chorizo, que ya ves tú... y es que parece una tontería, pero que equivocado estaba Freud al vincular el complejo de Edipo con las pulsiones sexuales, cuando en realidad el origen del trauma reside ni más ni menos que en la pulsión maternogastronómica...


*Relación entre complejo de Electra y compulsión por el fondant en sucesivos Posts.
-¡¡Cuqui!! ¿Qué te parece si el domingo hago paella?
-Espera que llamo a mi madre y que te diga cómo la prepara ella…
Y al primero que te lo suelta, le mandas a la porra, y al segundo, le metes una colleja, con el tercero intentas razonar, y ya a partir del cuarto cuqui que te pasa con su madre para que te explique cómo conseguir que no se te pase el arroz, le ahorras el esfuerzo y la llamas tú antes incluso de decidir si vas a quedar con su niño para una segunda cita…
-Buenas tardes señora, usted no me conoce, pero ayer fui con su hijo por primera vez al cine, tampoco es que tenga un especial interés en él, no al menos de momento, pero para ahorrarnos disgustos, usted la paella, de carne, de pescado o mixta…
Se que las mujeres madres, son mayoría, y se del terrible riesgo que implica el posicionarme en su contra, pero por favor, madres del mundo, no me malinterpretéis, es que “una” que no lo es (madre, se entiende…) termina cansadita de no saber preparar ni tan siquiera un puñetero huevo frito como Dios manda.
Madres del mundo, recordad…
Todas, y antes de que la maternidad despertase en vosotras ese instinto asesino criminal en contra de toda fémina con pretensiones culinarias, habéis sido hermanas, amigas, novias, primas, sobrinas y vecinas, habéis sido compañeras de trabajo y de estudios y… ¿es que acaso no recordáis la mala leche que os entraba cuando vuestros chicos no eran capaces de decir nada bonito acerca de vuestras tortillas de patatas porque las de sus madres hasta puntillas tenían?
Recordad, recordad la pena que os entraba, cuando después de haber preparado con tantísimo cariño ese primer arroz con leche de novios, el “cuqui” en cuestión os comentaba que su madre, además de la pielecita del limón, le echaba la de la naranja…
Pero no, lo vuestro es una causa perdida, y salvo honrosas excepciones, no creo que podáis alcanzar a comprobar la magnitud de los daños y de la destrucción que vais sembrando a vuestro alrededor, no al menos hasta ese momento, en el que la justicia cósmica se tome la revancha, y sean vuestros propios nietos, los que os hagan ascos a los macarrones, porque los de sus mamás no sólo están más ricos, sino que están libres de gluten, lactosa, azúcar y derivados de la soja y/o cacahuetes...
En serio, reflexionad al respecto, porque y aunque se que de primeras esto puede parecer una sinrazón sacada de madre (...) se empieza a sí, y se termina con una catástrofe de magnitudes bíblicas, en la que todas las mujeres no madres del mundo, deciden tomar cartas en el asunto, montar un take away regentado por rubias con poderosas razones, y a ver en ese momento, dónde acabáis todas vosotras con vuestros tuppers de macarrones...

Pues eso, que sin más, que tenía que sacarme esta reflexión de mis internas entrañas, porque es algo a lo que desde que me he metido a cocinillas y a aprendiz de repostera, me tengo que enfrentar casi a diario, y no, no estoy dispuesta a tirar la toalla por obra y gracia de las habilidades de cualquier madre, porque además, para madre cocinera sin parangón, LA MÍA.

Elena U. Moreno (experta en al menos, y porque la experiencia es un grado, freír puñetas mejor que nadie)

martes, 11 de febrero de 2014

Pastel de Queso perpetrado por Lady Gin Tonic

Producciones Lady Gin Tonic presentan:

El Pastel de Queso

Historia (lo qué sea) original de Elenita sin H2O de @sintsis72 y @detartasalos40 para "la moi", para que no deje morir de risa mi Blog, por no estar a la moda y por no escribir acerca de monerías de tartas y cupcakes...

*Receta afanada de libro super chuli  de Lunwerg Editores comprado en la FNAC por dos duros y que mola mogollón.

“Un dulce en Nueva York”


Traducción, adaptación y fotos de Elenita sin H2O

Ejecución, supervisión y comentarios Lady Gin Tonic

Yo, Lady Gin Tonic, en pleno uso de mis facultades, y reunida en petit comité conmigo misma porque para qué más nadie... decido que, y tras mucho meditar, no se me ocurre nada mejor que para mantener a la última mi Blog  http://bit.ly/1g3AmTf  poner a mi siempre querida e idolatrada Elenita sin H2O de @sintsis72 y @detartasalos40 a cocinar una “guarrada” de las suyas (y yo retransmitirla que a mi lo de la retransmisión siempre se me ha dado bien...)

Aclarar que utilizo el término “guarrada” desde el cariño, y no desde la desconfianza y/o ingratitud, y lo encamino más hacia lo sorprendente (véase lo que empieza tirando a galletas termina en potaje) que hacia lo despectivo.

Lo de nuestra pobre niña comenzó en agosto tras golpearse sin queriendo la cabeza con la caldera, y aunque apuntábamos a que fuese algo transitorio (cómo íbamos a imaginar que no se cansaría de cocinar tartas y mejunjes) parece que no lo es tanto.

Pasando como ya hemos pasado por la fase intoxicación, que dio paso a la de empacho, sólo nos queda por disfrutar de la fase de resignación, paciencia y cariño, y/o por qué no, lo mismo hasta se le da bien a la muchacha, y termina cambiando el sueño de trabajar para la HBO por el de montar un puesto de bizcochos de soletilla a la puerta de un colegio...

Bien, al lío, que puesta en contacto con la del golpe y tras proponerle que colaborase conmigo en este "post", la idem no tuvo mejor idea que ponerme a hacer un pastel de queso, o un cheesecake, que así en inglés como que suena más exótico, “cuqui” y glamouroso.

Sólo un apunte antes de dar comienzo a la ejecución del asunto, ambas hemos firmado (y os invitamos a que también lo hagáis) un manifiesto y nos hemos comprometido, a no utilizar jamás el fondant ¿por qué? Sencillo, porque barajamos la hipótesis de que la moda del fondant, no es sino una campaña choni de los dentistas del mundo que, una vez extinto el filón de los chicles sin azúcar para proveerse de clientes (si 9 de cada 10 dentistas lo recomiendan no va a ser por generosidad precisamente...) la están montando parda con el fondant, esa pasta de azúcar de mil colores y que lo único que puede acabar provocando son ardores de estómago espantosos y caries de mil demonios...

Y sin más, nos metemos en faena...

Recordar a todos, que “la cosa” está inspirada (…) en la receta del pastel de queso del libro "Un dulce en Nueva York" de Marc Grossman y editado por Lunwerg, y que si lo hemos elegido, no ha sido por “pijería”, sino por amor al queso...


No obstante, los cálculos de los ingredientes, y por no ser muchas (mis sobrinos me quieren pero no tanto...) a comer, los hemos hecho para una tarta de unas 4 porciones generosas o 6 pelín esmirriadas, véase, para un molde de tarta desmoldable de 18cm, y son.

Para la base:

150 g de galletas, que estas cogimos y las usamos de una marca que empieza por G y termina por N y que son hojaldradas

70 g de mantequilla, de la de toda la vida, mejor de marca (no tenemos nada en contra de los productos de marca blanca, pero la mantequilla, mejor de marca)

15 g de azúcar

Para la crema de queso:

450 g aproximadamente de queso fresco para untar, véase, de este que empieza por P y termina por A, o similar

130 g de azúcar

1 “que no llegue a pizca” de sal

35 g de harina de fuerza (de la que aspira a pan y suele quedarse en hogaza, véase, no de repostería vulgaris)

La piel rallada de un limón

300 cl de nata líquida (nosotras hemos usado nata líquida para montar, es más espesa, grasosa, rica y contundente...)

4 huevos

1 yema de huevo (esta “chuminada” no la terminamos de entender, pero qué le vamos a hacer. ¿Por qué no 5 huevos? Ah...)

1 cucharadita de esencia/extracto lo que sea de vainilla

Para el glaseado (“semos” pijas y glaseamos los “inventos”):

20 cl de nata líquida tan grasosa como la de antes…

1 cucharadita y media de azúcar

El modus operandi:

Bien, y aquí empieza lo bueno.

Con lo primero con lo que nos metemos, es con la preparación de la base de galleta, y para eso, desmenuzamos un paquete de galletas enterito (150 g) en un bol y le echamos el azúcar.




Como no tenemos máquina desmenuzadora de protones,


Máquina desmenuzadora de protones del año de Mari Castaña, véase, super vintage...

cuanto más desmenuzaditas queden de primeras, menos esfuerzo tendremos que hacer con el mortero después, que esa es la 2ª fase.

Nos agarramos el chisme de morterear del mortero, y venga y dale, hasta dejar las galletas en modo antimateria



Cuando hayamos desintegrado la galleta, añadimos la mantequilla medio derretida para que el esfuerzo de seguir dale que te pego no termine de contracturarnos “toítos”

Y ya en ese momento, y ya con toda “la chisma” de la base mezclada, ponemos el horno a precalentar a 175ºC

Mientras precalentamos el horno, echamos la mezcla anterior en el molde previamente untado con mantequilla, y vamos prensándola bien prensadita con el culo de un vaso (que así no tocamos nada con las manitas porque ya se sabe, las manitas luego van al pan...)


Ya con la base del “bicho” preparada, nos metemos en harina con la crema de queso, y nos arrancamos tal que...

Primero rallamos el limón sobre el azúcar, que esto, es un truco que leímos hace poquito en un libro de cocina francés ("À la mère de famille"), y que sirve para que la ralladura no pierda el sabor.

Acto seguido, comenzamos a mezclar el queso, la que “no llega a pizca” de sal, los 35 g de harina de fuerza aspirante a hogaza, la nata poquito a poco, los huevos uno a uno (incorporamos uno, lo integramos, acto seguido el siguiente yema huérfana included y así...) y la cucharadita de vainilla.

Una vez todo “mezcladico” y ya con aspecto lisito, sin grumos, brillantoso y “mu” requetebonico, lo probamos no vaya a ser que hayamos confundido el azúcar con la sal, o el queso fresco con el Idiazabal y luego vengan las lágrimas al salir del horno.



Ya probada la crema de queso, y si el sabor no nos recuerda o nos envía directamente al infierno, la vertemos sobre la base de galleta, y con cuidadín y sin quemarnos, la introducimos en el horno (altura media)

Pasados unos 20 minutos, y sin sacar el invento del horno, bajamos la temperatura un poquito (eso va a depender de cómo os "tire" el horno, nosotras lo dejamos 1 hora a 150ºC y siempre vigilando que no se chamuscase)

15 minutos aproximadamente antes de terminar con el horneado, preparamos el glaseado (que esto está tirado porque es mezclar la nata con el azúcar y ya) y recubrimos el pastel con ayuda de una espátula (sí, muy tirado, pero fue lo que peor nos quedó...)

Volvemos a meter el bicho en el horno, y esperamos.

En el libro, y en otros blogs de repostería etc., recomiendan que la crema quede sin cuajar del todo en el centro, nosotras lo hicimos así (esto se nota a simple vista por el chop-chop del horno) y mereció la pena.

Terminado el proceso, dejamos enfriar el pastel y acto seguido lo guardamos en la nevera. En el libro recomiendan un mínimo de 4 horas, pero nosotras no aguantamos tanto, y a las 3 horas y 10 minutos, ya la estábamos sacando de la nevera para "catarla" 

El resultado, pues vamos a ver, si lo que espera el personal es una tarta de esas tipo botox y retoques a lo Nati Abascal como las que pueblan infinidad de publicaciones, pues va a ser que no, porque sinceramente, el resultado es de lo más real, pero no por ello menos sabroso, porque lustre la “individua” no tendría, pero de sabor... como las de toda la vida.



¡¡Y lo requetequebonica que queda la individua en su platito y sobre la "noñada" de servilleta que le ha plantificado aquí "la compi"!!

Preciosa, e insisto, insistimos, riquísima, lo único, pues sí, que el glaseado podía haber quedado más pichi, pero bueno, nuestra evolución hacía la perfección del glaseado sólo es cuestión de tiempo.

Y sin más, os dejamos en compañía del post y de las fotos, porque desde ya os confirmamos que la tarta, pasó hace tiempo a mejor vida...

Lady Gin Tonic (historia de un glaseado que pudo llegar a ser y no fue...)

Bajo la dirección, supervisión y de Elena U. Moreno

Ambas encomendadas a todos los santos, y con el teléfono de los bomberos entre los dientes.